Poder mental, donde comienza

Como ya habréis comprendido, contamos con tal 'ingenio': NUESTRO CEREBRO. Tan solo se necesita desarrollarlo, aprenderlo, utilizarlo y descubrirlo, sin tener que recurrir a la fuerza de voluntad, a la concentración, al 'stress' o al esfuerzo. ¿De qué manera?...

Para extraer el poder que se encierra en el 90 por 100 de nuestra mente no utilizada existen tres pasos sencillos:
1. Permitir que la mente derive fácil y libremente a un estado de conciencia concentrada, que difiere de la conciencia cotidiana
2. Dirigir la mente en una dirección específica a fin de que trabaje para nosotros de una forma concreta
3. Dirigir la mente en la sucesión que alcanzará y conservará las metas que nos hayamos propuesto

La utilización de este poder total de nuestra mente se halla en perfecta consonancia con la Naturaleza; es un hábito saludable que deberíamos adquirir para todas nuestra necesidades: para una buena salud y una vida feliz.
Asimismo y con relación a nuestros cuerpos, utilizamos sólo una pequeña parte de la capacidad física de que disponemos. Nuestros cuerpos tienen ahora básicamente el mismo diseño que hace algunos millones de años, pero sus usos han sido modificados por la evolución. Ese diseño que permitió caminar largas distancias, saltar de un árbol a otro para evitar a los depredadores, para cazar y otras actividades fatigosas, ha dejado de ser necesario en la actualidad. Permanecemos más tiempo sentados, utilizamos menos nuestra piernas y pese a los esfuerzos para tratar de mantener el cuerpo en cierta forma, utilizamos la potencia de nuestro cuerpo físico por debajo de sus posibilidades.

Nuestro cerebro también ha estado sometido a cambios de evolución. Las neuronas están unidas entre sí por filamentos, puentes conexos que forman una red compleja. El cerebro opera básicamente sobre dos niveles primarios de funcionamiento: funcionamiento consciente de la mente (nivel del 10 por 100); y una concentración de conciencia funcionando al nivel del 90 por 100.

La mente es un recurso amplio que almacena millones de informaciones adquiridas a lo largo de los años, integra este material y luego lo pone a nuestra disposición para que lo utilicemos cuando las situaciones lo exigen. Las respuestas a nuestros problemas se encuentran dentro de nosotros, en nuestras mentes. Únicamente nos faltan las técnicas para utilizar este recurso.

¿Por qué no hemos hecho uso hasta ahora del poder total de nuestra mente?...

Nuestra cultura ha estado orientada por la socioeconomía en lugar de caminar en busca del desarrollo de la persona. Como nuestra sociedad se desarrolla más y más en la senda de lo tecnológico, hacia estados industrializados en los que predominan ciencia y técnica, nuestras escuelas y colegios están entrenando a las nuevas generaciones en las líneas que servirán mejor a nuestros imperios industriales, basados en la economía. La preparación va encaminada hacia un puesto de trabajo, no para que sean ellos mismos. La educación tiene como constante el que puedan sobrevivir en el entorno auténticamente económico que creó las escuelas en primer término. De ahí la utilización única del estrecho raciocinio lineal.

Nuestra sociedad se las ha arreglado para destrozar nuestra imaginación. La intensa curiosidad de los niños, sus viajes a la fantasía en tierras de duendes y espíritus, sus visiones de grandeza, han quedado reducidas a la imaginación que nos ofrece el retrato de la vida vista en la pantalla de la televisión, en la play station o en el ordenador. Esto hace que los niños sean fácil presa de un pensamiento menos imaginativo, más computerizado, único en suma, a medida que se van haciendo mayores.

Los cultos religiosos hacen prosélitos, pero no ayudan a las personas a enfrentarse a los problemas de la sociedad; al contrario, generalmente las alejan de ellos. Lo mismo se puede decir de las creencias místicas, especialmente de las que tienen su base en las religiones orientales. Sus principios tal vez pueden ofrecer algún alivio en las regiones en que fueron formuladas, pero no son adecuadas al rol de la persona occidental, en las sociedades industrializadas. La meditación y el canto pueden, tal vez, ofrecer algún respiro momentáneo, pero no nos muestran cómo superar el constante stress y las tensiones que dominan nuestra sociedad.

El poder total de la mente nos ofrece la capacidad de penetrar en nuestro interior para así ayudarnos y mejorarnos. ¿Por qué habríamos de recurrir a otras fuentes, a otros soportes, cuando la mejor herramienta disponible es una parte de nuestro ser natural?.