Se trata de una mujer vertiendo agua de un recipiente a otro, que indica ante todo equilibrio y arte.
Cuando aparece derecha, la Templanza representa, la metamorfosis interior. Es la carta de la regeneración, tal y como su propio nombre indica, de la templanza de la moderación y de la autodisciplina.
Puede anunciar por tanto un nacimiento, un feliz acontecimiento, pero de una manera serena y dulce, nada de locas pasiones, siempre alude a la adaptabilidad y a la calma.
Profesionalmente podrían surgir ocasiones de cambio favorable para nuevas empresas, aunque no sea con avances inmediatos.
En el plano afectivo, significa que existe armonía en la pareja, con una gran compatibilidad y consolidación en la relación, con un entendimiento perfecto.
Como persona, aparece alguien sereno, sociable, aunque un tanto imprevisible, que puede trabajar en la publicidad, o un experto en informática.
Si aparece invertida, tendría un sentido totalmente opuesto a lo anterior. Sería una persona , impaciente, con una tendencia al desorden y al desequilibrio. Puede señalar retrasos en alguna situación todavía inestable, con grandes problemas de comunicación.
Profesionalmente, cualquier proyecto actual sufrirá un estancamiento. Si pensara en opositar, no las sacará en este intento. En general cualquier iniciativa quedará bloqueada. Hay que esperar mejores tiempos.
Como persona, aparecerá alguien poco fiable, ligera y con una gran falta de equilibrio.
La duración del efecto de esta carta será bastante largo, desde los tres meses hasta un año.
Nos indica, que aunque el hombre de alguna manera desaparezca, siempre queda una huella hasta mucho después de que la muerte haya transformado su cuerpo material en polvo. Como el numero trece, parece que la presencia de la muerte supone algo desagradable, negativo, pero el significado de este Arcano solamente es negativo para la persona que le tema a los cambios porque es lo que realmente indica. Es el final de un ciclo del pasado para entrar en otro del presente y de futuro.
Esta Carta es el símbolo de la iniciación mística. Según la forma oriental, estando inmóvil, es cuando se está dispuesto a poner atención, a escuchar. Indica que a través de la soledad y del dolor, nace la idea clara de la base para la aceptación y la transformación de uno mismo.
Representa lo sólido. Todo en esta imagen habla de autoridad y de dominio, desde el mundo interior al exterior. El secreto del poder está encerrado en el equilibrio, no dejando espacio para la debilidad . Las emociones y los sentimientos se mantienen bajo el control de la razón. Nada se deja al azar.
Este arcano se considera el último o el primero de la baraja. Tiene un papel un poco superficial y extraño. Se encuentra fuera de cualquiera de los esquemas y valores sociales actuales, libre de condicionamientos, vínculos y afectos. Tiende a ir contra corriente.
Es el mejor arcano de la baraja, esta carta es símbolo de la actividad, de la juventud, de la vida, en donde se encuentran los cuatro imperativos mágicos: saber, callar, osar y querer, en cuya síntesis se basa la perfección de todo lo creado.
Todo en este arcano, sugiere siempre la victoria del espíritu sobre la materia. Representa en cualquier caso algo bueno, positivo.
Se trata de la razón, la perfección, la aceptación, la abundancia, en definitiva lo necesario para encontrar la felicidad. 