El Día de San Valentín es una celebración tradicional en la que los novios, enamorados o esposos se expresan su amor o cariño mutuamente.
Actualmente lo celebramos el 14 de febrero, onomástica de San Valentín.
Originalmente, tenían una relación directa con los rituales de fertilidad, ya en la antigua Grecia dedicada al matrimonio de Zeus y Hera y posteriormente en las fiesta romanas de las Lupercales que se celebraban el 15 de febrero en honor al dios de la fertilidad.
Los rituales romanos se celebraban a la sombra de una higuera, donde se realizaba el sacrificio de un perro y de un macho cabrío, animales considerados impuros. Una vez ataviados con elementos del ritual y casi desnudos, sólo tapados con unas tiras de cuero, salían alrededor del monte Palatino donde golpeaban a todos los que encontraban para purificarlos.
Es decir los luperci iban desnudos uncidos en sangre de animales impuros (como si vinieran de caza) con pieles de lobo, golpeando con el látigo como si fuera un miembro viril y en el que las mujeres, con este rito aumentaban su fertilidad poniéndole las carnes de color púrpura.