EL LIBRO DE SAN CIPRIANO, PACTO DE SANGRE


Pasaréis un cuarto de luna llena sin acompañaros de mujeres ni de jóvenes a fin de no caer en la impureza. Comenzaréis vuestra práctica al empezar el cuarto de luna, prometiendo al Gran Adonai, que es el jefe de todos los espíritus, no hacer más de dos colaciones por día, a las horas del mediodía y de la medianoche o, si lo preferís, a las siete de la mañana y siete de la tarde.

Durante todo el cuarto de luna es preciso dormir lo menos que se pueda, no debiendo exceder en modo alguno de seis las horas dedicadas al sueño. Todos los días después de cada colación se recitará la siguiente plegaria:

... 'Yo os imploro, grande y poderoso Adonai, maestro y señor de todos los espíritus. Yo os imploro oh Eloim, y yo os doy mi alma, mi corazón, mis entrañas, mis manos, mis pies, mi espíritu y mi ser. Amen' ...

Buscaréis un cabrito virgen y lo adornaréis el tercer cuarto de luna con una guirnalda de verbena en el cuello, diciendo mentalmente: 'Ofrenda superior a todos los espíritus'. Enseguida degollaréis al cabrito haciendo que su sangre caiga en un barreño nuevo. Se deberá enseguida mezclar su sangre con polvos de sauco, malvarrosa, lirio de Florencia y azogue, añadiendo gotas de vuestra sangre, que se sacará del dedo corazón de la mano izquierda, pinchando ligeramente con un alfiler de plata, diciendo al mismo tiempo: ' Sea transformada la sangre de la víctima en la mía propia, para que por su virtud sea atendido el pacto que con ella voy a escribir'.

Y se escribirán sobre un trozo de pergamino nuevo las palabras que necesitéis: 'posibilidad de hacer favores, dones, gracias, amistad, curación...'

Como podrás comprobar, visitante de nuestra Web, estos antiguos ritos de procedencia antiquísima y con todas las variantes, pueden ser practicados en la actualidad, y nadie está ajeno al 'Mal de ojo'... La maldad humana siempre está trabajando.