EL OJO DE HORUS

Aunque existen multitud de remedios y amuletos que protegen del "mal de ojo", se consideraba que el amuleto ideal era aquel que representaba un ojo, excelente rival que ha sido muy popular desde tiempos prehistóricos en muchas culturas. El ojo que mira se ha utilizado en joyas, en el interior y exterior de edificios y todavía hoy se encuentra y se emplea como amuleto en todos los rincones del mundo.

Un ejemplo es el "Ojo de Horus", considerado el amuleto perfecto contra el mal de ojo que posee la cualidad de hacer bajar la vista del perverso. Según nos cuenta la mitología del antiguo Egipto, Horus, hijo de Isis y Osiris, era el dios del cielo, la luz y la bondad. Su ojo derecho representaba al sol y su ojo izquierdo a la luna. Cuando los abría nacía la luz y cuando los cerraba aparecía la oscuridad. Estos dos ojos gemelos llamados Udjat , símbolos del sol y de la luna eran capaces de observar todo el mal que existía en el mundo. Su fama se extendió desde Egipto hasta Grecia y Roma y otras culturas de la cuenca mediterránea. En Egipto, además de utilizarse como protectores corporales con amplios poderes, era frecuente colocarlos en las puertas de las tumbas, en los ataúdes y en los sarcófagos protegiendo a los cuerpos momificados contra el mal y garantizando el paso a la otra vida libres de problemas.

El Ojo de Horus como amuleto tiene siempre la misma forma. Es un ojo con una ceja y un párpado superior muy marcados, la pupila es grande y redonda y bajo el párpado inferior hay dos trazos que caen hacia abajo, uno de ellos corto y perpendicular y el otro diagonal más largo y que acaba en un rizo cerrado. Se supone que estas dos marcas en el párpado inferior corresponden a las manchas oscuras que tiene el halcón en un lado de la cabeza. Por algo a Horus, aunque se le ha representado de muchas formas diferentes, la mayoría de las veces se le personificaba como un halcón o como un hombre con cabeza de halcón.


El Ojo de Horus es uno de los amuletos sagrados más importantes del antiguo Egipto que todavía hoy conserva una alta popularidad y acogida. Se le otorgan propiedades protectoras contra el robo, la ignorancia, la pobreza y los problemas de salud, ayuda a conseguir bienestar general y por supuesto es uno de los amuletos más potentes contra el mal de ojo que hace bajar la vista del malvado anulando sus influencias negativas.