Las Runas, la magia de un viaje interior
COMO CONSULTAR LAS RUNAS
Consultar las runas es un sistema para obtener respuestas que está al alcance de todos. En las antiguas tribus celtas la consulta a las runas no sólo la realizaban los magos o los sacerdotes druidas, sino que cualquier persona podía hacerlo, ya que eran conocidas por todo el pueblo y las empleaban para cualquier propósito o deseo de la vida cotidiana. También los antiguos griegos y romanos obtenían consejos de los dioses consultando los oráculos en los templos de las diferentes deidades. No hay que tener unas cualidades especiales, ni percepciones extrasensoriales, ni ser videntes, ni estar relacionados con el mundo esotérico. Es todo mucho más sencillo.
Algunas personas consultan a las runas cuando se han agotado todos los caminos para solucionar un conflicto, otros dedican un rato todos los días para consultarlas. No hay reglas establecidas. Las runas están ahí y podemos hacer uso de ellas siempre que sintamos la necesidad. Sin embargo sí es importante hacerlo con seriedad y tranquilidad dedicándoles íntegramente el tiempo que vamos a reservar para hacer la consulta. No es necesario recurrir a complicados rituales ni a largas ceremonias de preparación, aunque algunas personas consideran beneficioso un poco de meditación o relajación antes de iniciar la consulta. Es aconsejable, sin embargo, estar en calma e intentar olvidar todo tipo de reflexiones y preocupaciones, procurar dejar la mente en blanco para que no nos molesten pensamientos banales, adentrarnos en nosotros mismos y ser receptivos con lo que nos van a decir. Si nos concentramos, escuchamos nuestra voz interior y dejamos fluir nuestra intuición todo irá bien.
Las preguntas que formulemos tienen que ser claras y concretas. No debemos preguntar dos cosas a la vez. Por ejemplo no se debe preguntar: ¿debo continuar con mi trabajo o debo abandonarlo?. Es mejor preguntar: ¿qué debo hacer con mi trabajo?. De esta manera la respuesta será más precisa y se ceñirá a nuestra pregunta. A veces ocurre que el consejo recibido en un determinado momento no tiene nada que ver con lo que hemos preguntado. En ese caso no debemos desesperarnos ni pensar que el oráculo se está equivocando. Puede ocurrir que las runas nos estén hablando de algo más importante de lo que nosotros ni siquiera somos conscientes.
Nunca debemos asustarnos de las respuestas y consejos que nos den las runas. Incluso cuando extraemos una invertida o la tirada tiene muy mal aspecto no es motivo para que nos alarmemos. Hay que recordar que ellas nos están indicando que debemos tener cuidado y ser precavidos para que nuestro comportamiento sea el adecuado. Nos avisan si hay peligros, nos advierten si algo nos amenaza, nos orientan en los momentos difíciles y nos sugieren la mejor manera de actuar. Además, es posible que algunas respuestas no sean de nuestro agrado porque fácilmente pueden referirse a algún aspecto de nuestra vida que nunca nos hemos querido plantear y siempre nos hemos esforzado en evitar. Puede que nos estén pidiendo un cambio porque es lo más conveniente para nosotros aún en contra de nuestra voluntad. Puede que nos sugieran una actitud más positiva ante la vida o ante un hecho en particular a pesar de que nosotros nos estamos aferrando a los aspectos negativos que consideramos los correctos. Pero las runas, como verás cuando las consultes, jamás nos engañan.
Antes de iniciar esta práctica deberíamos tener un conocimiento lo más exacto posible y familiarizarnos con cada una de ellas y con su significado de manera que las interpretaciones sean precisas y acertadas. Este conocimiento no es cuestión de un día ni de dos ni es fácil de aprender, pero sí es cierto que todos estamos capacitados para ello. El aprendizaje se adquiere con la práctica, con la constancia, con el estudio y con la meditación y, sobre todo, con el sincero deseo que pongamos en escuchar nuestro propio interior y a nuestra intuición.
Si ya nos hemos preocupado de conocerlas, si sentimos el deseo y la necesidad de consultarlas, si tenemos un motivo para ello, si hemos concretado la pregunta y estamos en paz... es la hora de iniciar una tirada. Al principio es mejor empezar con tiradas fáciles como la tirada de una o de tres runas. Introducimos la mano en la bolsa, hemos decidido sacar sólo una, sentimos el tacto de todas, escuchamos como chocan unas con otras, advertimos que puede salir cualquiera de ellas, pero sólo una nos dará la respuesta a nuestra pregunta y nos orientará en nuestra forma de actuar. Ya la tenemos, se ha pegado a nuestros dedos...